lunes, 12 de octubre de 2015

RESPONSABILIDAD



Enseñar a pensar.



Un mensaje de Luis, profesor de secundaria y uno de los fieles amigos de Molinesia desde su primer avistamiento, me da pie a desarrollar el concepto de la Responsabilidad. ¡Luis, muchas gracias por todo Tío! Luis me preguntaba, en concreto, por el papel de los lobbies en la política. Sinceramente no es éste un campo en el radar directo de Molinesia. Podríamos hacer fluir Amazonas de tinta al respecto; pero no, no será ésta la tormenta que provoque el desborde. Eso sí, de manera muy simplista y a modo ilustrativo, relativo a los lobbies, me viene a la memoria una frase de un Profesor de una prestigiosa escuela de negocios americana a la que asistí; nacido el sujeto en USA pero de apellido italiano: “corporate lobbyists are everywhere in the USA but only in the doors of the Parliaments in Europe”. Ahí queda su reflexión.

Me reservo por lo tanto mi opinión y evito extenderme en lo relativo a la interacción existente entre grandes empresas, sus grupos de influencia y los gobiernos. Prefiero abordar el término de la Responsabilidad en el ámbito más cercano que nos compete. La Responsabilidad del Líder en las organizaciones. Podemos mirar hacia el exterior o hacia el interior. Pero para ser primero responsables con los de fuera, debemos serlo primero con los de dentro y con nosotros mismos. 

La Responsabilidad es el precio que el Líder está dispuesto a asumir para alcanzar su sueño de ser un Líder; es un acto de amor hacia uno mismo en tanto en cuanto su adopción implica comprender que es en las decisiones y acciones dónde reside el poder de transformarse en aquello que uno ansía profundamente. Esta cualidad viene determinada por la capacidad del Gestor de asumir las consecuencias de los actos promovidos, tanto de los suyos propios como de los del resto de la organización en su conjunto. El Líder puede delegar tareas, pero resulta iluso delegar la responsabilidad o eludirla. Un buen Líder no debe promover el desaliento, no culpa a los demás ni se escuda en la falta de medios o herramientas. Fomenta el acompañamiento de cada lamento con nuevas propuestas. Comienza por reconocer sus fallos y asumir los errores del grupo como propios. Sólo mediante el reconocimiento de éstos estaremos sentando la base para rediseñar e impulsar los fundamentos de la mejora, el trazo del éxito.

El líder tiene la obligación de conseguir la mejor versión de sí mismo, así como la de sus colaboradores, Responsabilidad ambiciosa. En definitiva la asunción de la Responsabilidad debe comprometerlo a explotar todo el potencial de su organización en cada momento. El Líder es también responsable de lo que no hace. No debe convivir únicamente por tanto con la desidia de la comodidad del presente, sino que además debe tener el coraje suficiente para tomar las decisiones que garanticen el futuro de las siguientes generaciones, la Ambición responsable. Todo ello preocupándose por el bienestar de sus trabajadores y de la masa social organizacional así como por el de su entorno y Stakeholders: liderar por el bien común, en definitiva.

Los Gestores de las organizaciones excelentes estarán comprometidos con la creación de bienes y servicios orientados a los ciudadanos mediante actividades que disminuyan sus impactos negativos en las condiciones de vida; se tratará de hacer buen uso del entorno minimizando el impacto y la degradación del mismo. ¿Pero cuál es la Responsabilidad que debe asumir cada uno de nosotros como consumidores o ciudadanos?
 
La Responsabilidad individual viene determinada por el compromiso adquirido con uno mismo más una actitud amable y constructiva en la interacción con nuestro entorno. La responsabilidad empieza por la actitud de uno mismo, distanciándonos de la mezquindad del quejido social reinante en nuestros días. Se trata de huir de las pegajosas garras de la reacción inmovilista y de fomentar la respuesta consciente; de desarrollar un nivel de conciencia plena orientado al resultado de nuestras acciones sustentado en el compromiso con nuestros principios y valores. ¿Estamos a favor de la explotación laboral infantil?, ¿Nos cautiva o nos molesta la mal llamada publicidad semanal del hipermercado de turno que colapsa nuestro buzón?, ¿es correcto que tal o cual empresa fusile toda vida posible en nuestros ríos? o ¿nos seducen las mentiras piadosas de algunos fabricantes de automóviles?

La responsabilidad en la compra o contratación de servicios por parte del ciudadano es vital. Conforme más avanzado sea el sistema educativo de un país, aquel que fomente la inteligencia inconformista o pensamiento crítico, cobrará más importancia para sus ciudadanos el Cómo, o de qué manera se satisfacen sus necesidades. Si sólo nos centramos en el Qué proliferará el uso partidista de los conceptos de sostenibilidad y ecología. Tenemos la capacidad y por lo tanto el deber de pensar por nosotros mismos, en lugar de seguir opiniones de manera pasiva. Sostener creencias erróneas de terceros es demasiado cómodo. Piensa en el sentido de lo que haces, no en lo que dices. No podemos silenciar el estallido que provoca una botella en el contenedor de reciclaje con la falsa creencia de que es lo menos malo (una visita a cualquier supermercado centroeuropeo desmontaría dicha creencia) ni resignarnos a tener que sortear decenas de monumentos urbanísticos (badenes) a diario que aumentan el tamaño de nuestra amígdala con cada paso, ni caer en el mezquino debate de incineradoras, enésimo contenedor o puerta a puerta. Y es que cuando el hilo principal de la gestión de un municipio se convierte en el debate de las basuras, huele indudablemente a basura de gestión. Y es de sobra conocido que cuando se hurga tanto en la basura, ésta acaba apestando. ¿Cada vez se recicla más o tal vez cada vez generamos más basura? Acometamos nuestras decisiones de compra como ciudadanos desde una nueva perspectiva. La sostenibilidad se merece unos cimientos más robustos. Ante debates mezquinos de dualidad partidista ignoremos la A y la B para responder con nuestra propia C de Consumo responsable.

Responsabilidad Corporativa, Responsabilidad Política y Responsabilidad Individual. El ciudadano que piensa y comparte sus pensamientos se convierte en Líder o ciudadano influyente. Sí, Sócrates fue ejecutado en el año 399 a. C; su pecado, promover el pensamiento crítico en el consistorio ateniense; su sentencia motivada según el mismo por la falta de escucha activa del tribunal (si hubiese tenido más tiempo para explayarse hubiera convencido a los jueces de su inocencia); siglos después su país encabeza el desmoronamiento europeo. Seamos capaces de desarrollar nuestra capacidad de pensamiento y actuar conforme a nuestros principios reales. Proyectemos el destello de nuestra conciencia a las multinacionales y propongámosles una honesta batalla: condicionar su rentabilidad a la utilidad de sus actos para los individuos y para la sociedad. Si no podemos educar a los políticos ni a sus grupos de influencia promovamos y adquiramos los productos y servicios de aquellas empresas que la gente quiera que existan. Dani Molinero – Molinesia ©