Enseñar a pensar.
Me reservo por lo tanto
mi opinión y evito extenderme en lo relativo a la interacción existente entre
grandes empresas, sus grupos de influencia y los gobiernos. Prefiero abordar el
término de la Responsabilidad en el ámbito más cercano que nos compete. La Responsabilidad del Líder en las organizaciones.
Podemos mirar hacia el exterior o hacia el interior. Pero para ser primero responsables
con los de fuera, debemos serlo primero con los de dentro y con nosotros
mismos.
La Responsabilidad es el precio que el Líder está dispuesto a asumir para alcanzar
su sueño de ser un Líder; es un acto de amor hacia uno mismo en tanto en
cuanto su adopción implica comprender que es en las decisiones y acciones dónde
reside el poder de transformarse en aquello que uno ansía profundamente. Esta
cualidad viene determinada por la capacidad del Gestor de asumir las consecuencias de los actos promovidos,
tanto de los suyos propios como de los del resto de la organización en su conjunto.
El Líder puede delegar tareas, pero resulta iluso delegar
la responsabilidad o eludirla. Un buen Líder no debe promover el
desaliento, no culpa a los demás ni se escuda en la falta de medios o
herramientas. Fomenta el acompañamiento de cada lamento con nuevas propuestas. Comienza
por reconocer sus fallos y asumir los errores del grupo como propios. Sólo
mediante el reconocimiento de éstos estaremos sentando la base para rediseñar e
impulsar los fundamentos de la mejora, el trazo del éxito.
El líder tiene la
obligación de conseguir la mejor versión de sí mismo, así como la de sus
colaboradores, Responsabilidad ambiciosa.
En definitiva la asunción de la Responsabilidad debe comprometerlo a explotar todo el potencial de su organización en cada
momento. El Líder es también responsable de lo que no hace. No debe convivir
únicamente por tanto con la desidia de la comodidad del presente, sino que además
debe tener el coraje suficiente para tomar las decisiones que garanticen el
futuro de las siguientes generaciones, la Ambición
responsable. Todo ello preocupándose por el bienestar
de sus trabajadores y de la masa social organizacional así como por el de
su entorno y Stakeholders: liderar
por el bien común, en definitiva.
Los Gestores de las
organizaciones excelentes estarán comprometidos con la creación de bienes y
servicios orientados a los ciudadanos mediante actividades que disminuyan sus
impactos negativos en las condiciones de vida; se tratará de hacer buen uso del
entorno minimizando el impacto y la degradación del mismo. ¿Pero cuál es la Responsabilidad
que debe asumir cada uno de nosotros como consumidores o ciudadanos?
La Responsabilidad
individual viene determinada por el compromiso adquirido con uno mismo más una
actitud amable y constructiva en la interacción con nuestro entorno. La
responsabilidad empieza por la actitud de uno mismo, distanciándonos de la mezquindad del quejido social reinante en nuestros
días. Se trata de huir de las pegajosas garras de la reacción inmovilista y de fomentar la respuesta consciente; de desarrollar un
nivel de conciencia plena orientado al resultado de nuestras acciones sustentado
en el compromiso con nuestros principios y valores. ¿Estamos a favor de la explotación
laboral infantil?, ¿Nos cautiva o nos molesta la mal llamada publicidad semanal
del hipermercado de turno que colapsa nuestro buzón?, ¿es correcto que tal o
cual empresa fusile toda vida posible en nuestros ríos? o ¿nos seducen las
mentiras piadosas de algunos fabricantes de automóviles?
La responsabilidad en la
compra o contratación de servicios por parte del ciudadano es vital. Conforme
más avanzado sea el sistema educativo de un país, aquel que fomente la
inteligencia inconformista o pensamiento crítico, cobrará más importancia para
sus ciudadanos el Cómo, o de qué
manera se satisfacen sus necesidades. Si sólo nos centramos en el Qué proliferará el uso partidista de los
conceptos de sostenibilidad y ecología. Tenemos la capacidad y por lo tanto el deber de
pensar por nosotros mismos, en lugar de seguir opiniones de manera
pasiva. Sostener creencias erróneas de terceros es demasiado cómodo. Piensa en
el sentido de lo que haces, no en lo que dices. No podemos silenciar el estallido que provoca una botella en el
contenedor de reciclaje con la falsa creencia de que es lo menos malo (una
visita a cualquier supermercado centroeuropeo desmontaría dicha creencia) ni
resignarnos a tener que sortear decenas de monumentos urbanísticos (badenes) a
diario que aumentan el tamaño de nuestra amígdala con cada paso, ni caer en el
mezquino debate de incineradoras, enésimo contenedor o puerta a puerta. Y es que cuando el hilo principal de la gestión de
un municipio se convierte en el debate de las basuras, huele indudablemente a
basura de gestión. Y es de sobra conocido que cuando se hurga tanto en la
basura, ésta acaba apestando. ¿Cada vez se recicla más o tal vez cada vez
generamos más basura? Acometamos nuestras decisiones de compra como ciudadanos
desde una nueva perspectiva. La sostenibilidad se merece unos cimientos más
robustos. Ante debates mezquinos de dualidad partidista ignoremos la A y la B
para responder con nuestra propia C de Consumo
responsable.
Responsabilidad Corporativa,
Responsabilidad Política y Responsabilidad Individual. El ciudadano que piensa y comparte sus pensamientos se convierte
en Líder o ciudadano influyente. Sí, Sócrates fue ejecutado en el año
399 a. C; su pecado, promover el
pensamiento crítico en el consistorio ateniense; su sentencia motivada según el
mismo por la falta de escucha activa del tribunal (si hubiese tenido más tiempo
para explayarse hubiera convencido a los jueces de su inocencia); siglos
después su país encabeza el desmoronamiento europeo. Seamos capaces de
desarrollar nuestra capacidad de pensamiento y actuar conforme a nuestros
principios reales. Proyectemos el destello de nuestra conciencia
a las multinacionales y propongámosles una honesta batalla: condicionar su
rentabilidad a la utilidad de sus actos para los individuos y para la sociedad.
Si no podemos educar a los políticos ni a sus grupos de influencia promovamos y
adquiramos los productos y servicios de aquellas empresas que la gente quiera que
existan. Dani Molinero – Molinesia ©