Cuando aceptas la sombra, se hace la luz.
Foto: Dani Molinero |
¿Pero en qué consiste la meditación?
No podemos cambiar lo que
nos sucede en la vida. Pero podemos cambiar la forma en la que lo
experimentamos. Ese es el potencial de la meditación. Se trata esencialmente de
adoptar una actitud de atención plena y de
bienvenida amable e incondicional a todo lo que emerja en nuestra conciencia.
Una forma de ser que siempre te acompañe a través de la respiración consciente. La conciencia es capaz de liberarnos de
los elementos tóxicos del dolor, la emoción y el pensamiento. Nos ayuda a
establecer un marco de relación más pleno con nosotros mismos. Un espacio
íntimo en el que poder refugiarte para nutrir tu cuerpo y mente, que te permita
alcanzar un estado de calma, equilibrio y claridad siempre que lo necesites.
Podemos adentrarnos en
ella en modo de introspección, observando nuestras sensaciones corporales
(palpitaciones, cosquilleos, hormigueos, sensaciones de adormecimiento, de
humedad, sequedad, placer, dolor, etc.) en estado de quietud, buscando
intencionadamente no hacer nada y enfocando la llama de nuestra atención hacia
nuestro interior. O podemos igualmente meditar de manera extrovertida, realizando una actividad
dedicándole toda nuestra atención y haciéndonos uno con ella. Todo ello con
sutileza y sin juzgar, silenciando los pensamientos. Quizás concluyas que, sin
querer, ni ser consciente de lo que hacías, ya habías meditado alguna vez. Meditar
no es abstraerse del mundo, sino más bien todo lo contrario. Implica acercarse
a él para poder comprenderlo, intentar seducirlo y, a veces incluso, moldearlo
como arcilla de alfarero. Un estado accesible para todo el que quiera cultivar
la serenidad y el gusto por la felicidad. Meditar
es simple, pero de sencillez compleja.
Mindfulness Dancing & Singing - Aurora Aksnes
Concepto Mindfulness
El Mindfulness no es sino la palabra que se ha utilizado para nombrar
en inglés a la antigua meditación vipassana, que significa ver las cosas tal y como son en realidad o prestar atención de manera particular, como
propósito, en el momento presente y sin juicios. La conciencia tiene la capacidad de liberarnos de los
elementos dañinos del pensamiento. Nos ayuda a aceptar hasta lo más
inaceptable. Identificarse en exceso o aferrarse a algo es la antesala del
sufrimiento; y lo que es peor, a veces contribuimos con ello al sufrimiento
ajeno. Todo viene y va; nosotros nos quedamos. El reto final es el de establecer
una relación más sabia con nosotros mismos y
con todo lo que nos rodea en nuestras vidas.
Fue así durante este
verano de 2015 cuando recibí el primer destello del concepto. Mindfulness, en castellano Conciencia Plena, o Atención plena. Sin apenas intuir
que estaba comenzando mi camino hacia la isla Molinesia decidí adentrarme en el
concepto, al menos de manera breve, muy escuetamente. Mi síntesis fue de lo
menos acertada: una práctica que realizan
los monjes tibetanos para vivir en plenitud a base de eliminar el estrés. ¡Pero
qué sabrán ellos de estrés, si siempre están sentados! – pensé. Siendo para
ellos la manera de eliminar las tensiones y sentimientos negativos que Cuerpo y Mente estén juntos, Él y Ella. De repente creí tener las piernas más rápidas del mundo,
ingenuo de mí, me empeñé en poner los pies en el universo, bendita ingenuidad.
Y desde allí ajusté el modo contemplativo, dichosa espera. A veces parece que Ella va a venir, que va a mirarlo, que va
a regalarle toda su atención; pero no siempre es así y finalmente Él cae rendido de esperarla. De repente Ella se manifiesta sutilmente, le hace
una mueca, pasa de largo y se esfuma. La Mente en
ocasiones se agobia con el futuro y se enreda con el pasado. Es una
caprichosa y por eso, a menudo, llega tarde al Presente. Es por ello que cuando
Ella se manifiesta y reclama toda su
atención, Él apenas tiene ya energía
para escucharla. Pero Él sabe que Ella tiene encanto, y al instante se
arrepiente; por eso de inmediato, valiente, decide salir a buscarla de nuevo. A
ver si está vez Él es capaz de intuir
lo que Ella quiere para así poder
traerla a su vera. Mente y Cuerpo siempre juntos, “par ce que c’estoit luy, par ce que c’estoit moy” (Michel de
Montaigne).
Y apenas dos meses
después del primer destello, en un tren nocturno Oujda – Casablanca, retomo el
término. Diez horas de trayecto darán para profundizar en el concepto. Hace
2.500 años Buddha se empeñó en buscar la manera de liberarse de su sufrimiento.
Si su nombre llegó hasta nosotros es porque consiguió su objetivo. A base de
aprender a reposar su mente obtuvo un sentimiento duradero de paz y
satisfacción. Una vía de alivio para su malestar. Si bien la meditación ya
existía previamente, éste se esforzó en divulgar sus beneficios y transmitir su
conocimiento; conocimiento por otra parte a menudo asociado a la religión, si
bien Buddha ni siquiera era Budista. (Buddha en el idioma pali significa “el
que ha despertado”). Ni tampoco es cierto que la meditación sea de origen
oriental, ni una técnica moderna; ya por el siglo XVI San Ignacio de Loyola
promulgaba el concepto “Age quod Agis” o haz lo que
estés haciendo. Es justo reconocer que fue finalmente el psicólogo norteamericano
Jon Kabat-Zinn quién concentró sus esfuerzos en promover el concepto a partir
de un enfoque más científico y Gracias a ello, Mindfulness se instaló definitivamente en occidente.
Beneficios y práctica
Practicando Mindfulness estamos desarrollando la
parte de nuestro cerebro que es capaz de observar nuestros impulsos más
viscerales. Observar lo que ocurre con ecuanimidad va a permitirnos permanecer
en calma y decidir lo que más nos convenga en cada
situación. La mente saltarina se acalla con apenas un par de
respiraciones profundas retomando de
esta forma de nuevo el equilibrio.
Mindfulness no es una técnica, ni un método, ni un sistema; es más bien una forma de ser. Consiste en adoptar una actitud de
tenue ralentización del ritmo de nuestras acciones de manera intencionada,
ajustando el modo contemplativo a lo largo del día o en el momento que
consideremos oportuno. Un compromiso firme con uno mismo para evitar en lo
posible la multitarea y llevar a cabo cada actividad
de nuestra vida con dulzura y dedicación exquisita, manteniendo a raya
al piloto automático, aislando a la mente saltarina y evitando sus malos
hábitos: pensamientos tóxicos, mirar sin ver, oír sin escuchar, comer sin degustar, tocar
sin tacto, etc. Puede ser un recurso para combatir la sinrazón de la era de la
inmediatez en la que nos encontramos inmersos. Se trata en definitiva de huir de la inconsciencia de la acción desatenta; un
cerebro atento es un cerebro feliz.
Estudios
científicos han determinado que Mindfulness
ayuda a combatir las cinco plagas del siglo XXI: ansiedad, estrés,
irritabilidad, insomnio y depresión. Mejora las funciones cognitivas como la memoria, capacidad de aprendizaje o
la atención. Fomenta el autocontrol, es útil para tratar adicciones y sus
impulsos, mejora la presión arterial y la respuesta del sistema inmunitario. Su
práctica continuada produce cambios en el cerebro. Incluso la amígdala,
glándula linfática estrechamente ligada a la parte derecha del córtex
prefrontal, relacionada con el estrés y el recuerdo de las emociones negativas,
disminuye su tamaño y actividad en las personas que ejercitan la meditación Mindfulness.
¿Pero Mindfulness funciona, y en
qué medida?
Existen tanto defensores
como detractores de la práctica, si bien es cierto que los últimos cuentan cada
vez con menos argumentos. Los primeros coinciden. Sólo con el compromiso de la
práctica pueden obtenerse los beneficios esperados. Por lo tanto, es mejor un segundo de práctica que una montaña de teoría.
Os animo a probarlo. No prometo que inmediatamente vayáis a experimentar la
gran iluminación. No obstante, si confío en que a través del ejercicio de
manera esporádica sí podáis intuir algunos destellos que os animen a
profundizar. Os deseo que 2016 sea un año en el que podáis conseguir que vuestra
modalidad por defecto se incline más hacia la atención Mindfulness que hacia la distracción Mindlessness. Las cosas no siempre son lo que parecen. No podemos
cambiar lo que nos sucede en la vida, pero sí la forma en la que lo
experimentamos. Ese es el potencial de la meditación. Aprendamos a conocernos desde
nuestro interior, en silencio, desde el amor, de manera no conceptual, sin
palabras. La realidad es un delirio colectivo; no
existen las verdades absolutas. Puedes seguir a la manada o esculpir tu
propio camino, quitando lo que sobra a la fuerza. Sólo cuando domines tu mente
conquistarás tu cuerpo. Sólo aquellos que creen en la magia, la encuentran. Dani Molinero – Molinesia ©
Cuánta razón.
ResponderEliminarNo solemos tomarnos un tiempo para nosotros mismos, vivimos para los demás o planificando nuestro día a día en función de los planes de otras personas.
Trabajemos nuestro descanso.
Lo que hablas está muy relacionado con los principios de Productividad.
Me gusta lo que leo y te animo a seguir construyendo éste Universo Molinesia.
“Productividad” con uno mismo. O lo que es lo mismo, Bienestar. Eskerrik asko Patxi!!!
ResponderEliminarEmpezamos fuerte el año compañeros.
ResponderEliminarAnimaros a seguir utilizando nuestra energía de forma positiva, alejándonos del lado oscuro de la toxicidad.
Un abrazo